Para tocarme dentro
alargo el ademán violeta de la muerte
y la nervadura del relámpago
echando raíces de dolor en la palabra
Para llegar a mí
dejo los remos y la barca
Extiendo los brazos y desnudo
penetro a la herida en tempestad
Para tocarme dentro
extiendo un ciclo de búsqueda
en toda la pregunta
que me alcanza con sus llamas
Para llegar a mí
hay que montar cuchillo que galope mi carne
Para tocarme dentro
hay que sufrir naufragio rojo
(CÓRDOVA, Ulises. Los invitados al festín de Tántalo, Premio Estatal de Poesía Rodulfo Figueroa 2003)
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