A Ignacio Ruiz-Pérez
Góngora ve una golondrina.
Desde los ojos del ave, de la pluma del poeta
brotan signos que son eco de su visión.
La golondrina ve a Góngora.
En los ojos del poeta se refleja
la línea que deja el ave
como negro eco de plumas
en el cielo español.
Si hacia atrás fuera el vuelo
—piensa el bardo—
esa tijera flotante cortaría
no el aire
sino la lógica misma del cielo.
2 comentarios:
La última imagen es perfecta, casi flota de tan transparente: felicidaes por este poema!!
Gracias, Hermanito, este espacio es tuyo también.
Un abrazo
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