viernes, 29 de junio de 2007

DE CABEZA



A Cecilia Romana


un bello espectáculo y un punto a favor de la exactitud
de la mecánica celeste
ENRIQUE LIHN

Me gustaría tener una tristeza

—víctima embellecida, como sugiere Lihn—,

exhibida en pantallas gigantescas en parques, en plazas, en grandes estadios,

cayendo

cabeza abajo;

una tristeza con todo y su música de fondo destinada en un principio al efecto en nosotros

sufriéndolo ahora para nuestros ojos

como gran estrella.


Qué ironía: estar pendientes, después del anuncio por red nacional;

qué morbo: no querer perdernos de verla cayendo a todo color,

alta, hermosa raya de estrella fugaz,

notoria desde muchos puntos.


Me alegra pensar en cómo lo tomarían aquellas

mujeres que lloran frente al televisor:

tía Concepción, mi prima Lupita.

A mamá le encantaría. Tendríamos, entre todos,

una gran pesada tristeza

despeñándose.


Seguramente nos alegraría

a todo color:

rápida raya de estrella fugaz,

cayendo

lejos de la multitud,

no sobre ella.

2 comentarios:

Romana dijo...

Todavía no sé cómo llegué, pero que llegué, llegué.
Hermanito.
Gracias.

Eduardo Hidalgo dijo...

Disculpa la tardanza, hermanita.
Aquí estaré con más frecuencia.
Un abrazo.