Ahora, alma mía, piensa.
Lo que pasa es el tiempo,
el irrevocable tiempo,
algunas nubes,
el fuego redondo que se llama día.
En mis ojos deja la luna su marca,
en mis ojos como una lámpara en la noche.
Detrás de los ojos te concibo.
(NANDAYAPA, Mario.
Estar siempre de camino, Gobierno del Estado de Chiapas, 2001)
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