A través de tus venas y de aduanas de parra
dejo mi huella.
Amanece el silencio. Queda el día desnudo
como la primavera.
Amoroso de agua —cerbatana de esquilas—
subo a tus muslos
como apretada yedra.
(BAÑUELOS, Juan.
El traje que vestí mañana, Plaza y Janés, 2000)
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