sábado, 20 de octubre de 2007

Testamento



a Balam Rodrigo

Anegado de una líquida virgen que me ampara
Con los pies ebrios de asfalto
Espero las membranas de la tempestad
En la más próxima lluvia

Su finitud
Se recuesta sobre la hierba
Y cruje mineral el río

La constelada soledad de mi garganta

Miro mis manos
Son una llaga en el vientre de Cronos
Tomo mi lengua
Siembro lentamente su veneno
Brindo una copa de viento
Una lenta música de gotas

Es una noche de labor y odio

Ceniza y vid
Musitan
Sobre las entrañas del alba
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